sábado, octubre 14, 2006

MAS ALLÁ DEL MURO

Podcast de análisis y opinión que busca deshilar el problema del Muro Fronterizo
Estados Unidos
-México
(duración 11:40 min.)

Por ley, será delincuente todo migrante indocumentado en EU
David Brooks
La Jornada

En lo que algunos consideran como el proyecto de ley de control fronterizo más "atroz" en tiempos recientes, la Cámara de Representantes estadunidense aprobó esta noche medidas para criminalizar a los aproximadamente 11 millones de indocumentados que residen en este país, construir bardas de más de mil kilómetros en la frontera con México y rechazó cualquier propuesta de legalizar la estadía de estos trabajadores.
En los pasados 10 días, el proyecto de ley sobre seguridad fronteriza logró superar la intensa oposición de la Cámara de Comercio, la Iglesia católica, agrupaciones nacionales como el Consejo Nacional de la Raza y organizaciones de defensa de derechos de los migrantes.
La Casa Blanca expresó su apoyo a la medida, a pesar de que excluye explícitamente cualquier programa de trabajadores huéspedes como ha propuesto el presidente George W. Bush. Al parecer, se decidió respaldar este proyecto para defender al Ejecutivo de acusaciones de que ignora la seguridad fronteriza.
Algunas de las principales organizaciones latinas, incluyendo el Consejo Nacional de la Raza, el Mexican American Legal Defense, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos y la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos y Nombrados enviaron una carta a Bush expresando su "decepción desbordante" por su apoyo a la iniciativa; le advirtieron que le será "difícil" explicar esa posición a los latinos del país, y le solicitan que retire su respaldo a este proyecto de ley.
El asunto se retomará en el Senado a principios de 2006, donde hay una serie de proyectos que serán debatidos, y donde se espera que habrá acuerdo sobre algún tipo de programa de trabajadores temporales. Si se logra un consenso sobre un proyecto de ley de reforma migratoria, esta versión deberá ser negociada con la versión aprobada hoy por los representantes, pero este proceso podría demorarse hasta después de las elecciones legislativas de noviembre si el tema continúa provocando divisiones insuperables, comentó hoy a La Jornada Douglas Rivlin del Foro Nacional sobre Migración.
El proyecto de ley H.R. 4437, la Ley de Protección Fronteriza, Antiterrorismo y Control de Inmigración Ilegal de 2005, incluye una serie de medidas punitivas y restrictivas favorecidas por las fuerzas antinmigrantes. Tal vez la más controversial es criminalizar a los aproximadamente 11 millones de indocumentados, convirtiendo en delito estar en Estados Unidos "ilegalmente" en lugar de una "violación civil", como lo es actualmente.
Limitar acceso a tribunales
Peor aún, se limitará el acceso a los tribunales federales para aquellos que desean apelar órdenes de deportación y se aceleraría la expulsión de indocumentados, y también criminaliza a las personas que asistan a estos migrantes -o sea, quienes ofrezcan ayuda humanitaria, como de iglesias u organizaciones comunitarias.
Además, se aprobó la construcción de 698 millas de bardas en la frontera con México en zonas de alto ingreso de migrantes en los sectores entre Tecate y Caléxico en California; Columbus, Nuevo México, y El Paso, Del Río, Eagle Pass, Laredo y Brownsville, en Texas. Las bardas serán dobles, con cámaras, iluminación y sensores.
También impone nuevas medidas que obligan a empresarios a verificar la identidad y estatus legal de todos sus trabajadores, aun aquellos que han estado en la nómina durante años, mediante bancos de datos del Seguro Social y del Departamento de Seguridad Interna.
Una enmienda que podrá ser agregada a la ley permitirá que las fuerzas de seguridad pública estatales y locales reciban poderes para actuar como agentes de migración.
Estas medidas, la lista de deseos de las fuerzas antinmigrantes, son consideradas como "inaceptables" por la Cámara de Comercio, y agrupaciones laborales, las iglesias y organizaciones de derechos latinos y de inmigrantes que denunciaron esta ley como una faena política que no hace nada para reparar los graves problemas del sistema de migración.
Aunque los analistas señalan que esta iniciativa de ley no tiene ninguna posibilidad de ser aprobada por el Senado o contar con la firma del presidente Bush, sí podría obstaculizar toda alternativa que incluya cualquier propuesta para legalizar de alguna manera a los migrantes indocumentados en este país. Y a fin de cuentas, ese es el objetivo de sus promotores. El debate continuará el año próximo, pero nadie apuesta que se llegue a un consenso.

Mujeres Migrantes
Ana Elena Obando
WHRnet

Aunque las causas que podrían atribuírsele a la migración laboral de las mujeres son múltiples (guerra, situación económica, social, política, violencia, etc.), ésta se relaciona directamente con el modelo económico-político mundial, un modelo neoliberal cada vez más militarizado que se exporta desde los imperios industrializados. Al igual que muchos hombres mantienen sus privilegios de género en la esfera privada a través de diversas explotaciones, los países industrializados lo hacen en la esfera pública, explotando la mano de obra barata, entre otras cosas, que provienen de los países más pobres, particularmente de los continentes asiáticos, africanos y latinoamericanos.

Las mujeres migrantes no sólo tienen que pasar por la tortura de no ver a sus hijos (as) y familiares de sus países de origen sino que además deben enfrentar una serie de violaciones que pocas veces son reconocidas.

Como siempre, las mujeres contribuyen de manera significativa a sus países, enviando dinero a sus hogares, y regalando su trabajo voluntario para las comunidades de acogida. Pero como el trabajo femenino ha sido tan invisibilizado históricamente, ello no se contabiliza en las cuentas nacionales ni mucho menos se valora en el ámbito social. Las migrantes filipinas, por ejemplo, contribuyen en gran medida al importe total de las remesas que, en 2001, ascendía a 6.200 millones de dólares EE.UU.

Las migrantes están más expuestas que los hombres al trabajo forzado, a la explotación sexual, a la prostitución forzada y a otras formas de violencia y tienen más probabilidades de aceptar condiciones de trabajo precarias y con salarios más bajos, muchas veces por debajo del mínimo legal. Generalmente, están expuestas a graves peligros de salud, sobre todo en fábricas de maquila y otros trabajos pesados o insalubres y carecen de información y poder para bregar con las infecciones transmisibles sexualmente, especialmente el VIH/SIDA, lo que muchas veces les causa su muerte.

A pesar que cada día se hace más evidente que la migración tiene una especificidad de género, la mayoría de las políticas y reglamentos migratorios aún no la toman en cuenta. Los países de envío y de acogida no se preocupan por determinar las medidas y los mecanismos cooperativos necesarios para promover y proteger los derechos humanos y la dignidad de las trabajadoras migrantes y para erradicar el tráfico de mujeres y niñas.

A pesar que la Convención Internacional para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares de 1990 en su artículo 16 confiere el derecho de los trabajadores migrantes y sus familiares a "la protección efectiva del Estado contra toda violencia, daño corporal, amenaza o intimidación por parte de funcionarios públicos o de particulares, grupos o instituciones", hay quienes han señalado que ese instrumento no aborda la vulnerabilidad de las trabajadoras migratorias, en especial la prostitución y el abuso sexual.

Curiosamente el derecho internacional no ha definido el concepto de migrante a nivel jurídico, ya que la mayoría de personas no tienen status de refugiadas ni de trabajadoras migratorias, sino que son indocumentadas o están en situación irregular, y eso las hace más vulnerables a las violaciones de sus derechos humanos. Existe otra discriminación legal aunada a ella, ya que mientras a las personas refugiadas se les reconoce las violaciones de los derechos civiles y políticos, sobre todo cuando amenazan la vida y la seguridad que les obliga a huir de sus países, a los y las migrantes no se les reconoce las violaciones de sus derechos económicos, sociales y culturales, que las obliga a huir de sus lugares de origen. Tal parece que el principio de indivisibilidad de los derechos humanos no ha sido incorporado en esta materia.

Según la Relatora Especial de los Derechos Humanos de los Migrantes, se podrían considerar migrantes:

(a) Las personas que están fuera del territorio del Estado de su nacionalidad o ciudadanía y no sujetos a su protección jurídica y se encuentran en el territorio de otro Estado;

(b) Quienes no disfrutan del reconocimiento jurídico general de derechos inherente al otorgamiento de la condición de refugiado, residente permanente, naturalizado u otra análoga por parte del Estado de acogida;

(c) Y quienes no disfrutan tampoco de una protección jurídica general de sus derechos fundamentales en virtud de acuerdos diplomáticos, visados u otros acuerdos.

La Plataforma de Acción de Beijing (párrafo 46) menciona que existen barreras en el caso de las mujeres refugiadas, de otras mujeres desplazadas, incluso en el interior del país, y de las mujeres inmigrantes y las migrantes, incluyendo las trabajadoras migrantes. Sin embargo, tanto el abuso físico y sexual contra las trabajadoras domésticas por ejemplo, así como la inexistencia de denuncias ante las autoridades competentes, es un aspecto inherente a esa migración.

El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial ya ha informado sobre los malos tratos a trabajadores extranjeros, en particular a las trabajadoras del servicio doméstico, reconociendo la gravedad del problema, así como la insuficiencia de recursos destinados a remediarla. La Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, Sra. Radhika Coomaraswamy, también se ha referido a las circunstancias y vulnerabiliad en la que se encuentran las mujeres que prestan servicios domésticos.

Sería importante que el abuso físico y sexual de las mujeres migrantes durante su traslado o en los lugares de detención, sea considerado como una forma específica de violencia contra la mujer, de conformidad con la Recomendación general Nº 19, párr. 6 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Lo anterior en virtud que las dificultades para las mujeres indocumentadas son de muy diversa índole.

Muchas de ellas provienen del medio rural, se transfieren a las ciudades locales y nacionales para posteriormente pasar las fronteras internacionales. La mayoría de las veces este paso de frontera se hace sin los documentos necesarios, y sin ninguna red social de apoyo y protección. El acoso sexual así como la solicitud de favores sexuales, a cambio de protección o para permitir el paso de fronteras y retenes, son frecuentes en los testimonios de las mujeres que transitan por las diversas regiones del mundo. Estos actos que atentan contra los derechos de la mujer y que constituyen formas de persecución de género, son también cometidos por traficantes, coyotes y patrones. Las implicaciones de denunciar son más severas en la medida en que las migrantes son mujeres, no hablantes de la lengua de la autoridad competente y carentes de los documentos necesarios.

Según la Relatora Especial de Derechos Humanos de los Migrantes, uno de los principales obstáculos para remediar las violaciones de los derechos humanos de los migrantes consiste en la falta de información sobre el tipo, el lugar en donde ocurren y las características que éstas tienen. Ese subregistro es mayor en la medida en que las migrantes son más marginadas y tienen menos poder. El caso de las mujeres migrantes, y particularmente el de aquellas que provienen de minorías lingüísticas, nacionales o no, es uno de los casos más extremos de ese subregistro y que requiere medidas más urgentes.

Las trabajadoras migrantes deben gozar de los mismos derechos y beneficios que las trabajadoras nacionales y los gobiernos deberían acatar las obligaciones provenientes de la legislación internacional para crear los mecanismos necesarios que prevengan las violaciones de sus derechos humanos.

¡Tire ese muro, señor Gorbachov!
Jorge Carrillo Olea
La Jornada

"Tear down this wall, mister Gorbachov!", clamó imperativamente Ronald Reagan ante el Muro de Berlín en los últimos días de la guerra fría, y tuvo el conocido efecto en 1989, y con ello inscribió la frase en la historia y se definió como gran defensor de las libertades. Hoy un sucesor suyo, republicano también, ordena y negocia con el Congreso el levantamiento de un muro a lo largo de nuestra frontera norte.
Históricamente se han levantado muchos muros con iguales resultados, o sea, los contrarios a los buscados. Desde la Muralla China, la muralla de Adriano, la zona desmilitarizada (DMZ) entre las dos Coreas en el Paralelo 38, la división entre Cisjordania e Israel, y más. Los muros o murallas para lo que sí han servido es como causas de intensas y sangrientas fricciones entre los países lindados. Su erección y operación son costosísimas, en términos políticos y económicos, y muy poco eficientes, aunque parte de su peaje lo cobren en sangre y dolor de los que intentan cruzarlos. Son, así, históricamente infructuosos, oprobiosos y degradantes.
Estados Unidos tiene acostumbrado al mundo a sus contradicciones y paradojas: viola derechos, asesina, conculca en tierras ajenas, por hoy Afganistán e Irak, siempre hablando en nombre de la libertad y de la democracia, y en su propia tierra opera al revés, trátese de Guantánamo, de los recientemente descubiertos campos de concentración de la CIA, del racismo, o ahora de una medida bárbara que atenta contra vidas y contra la libertad de tránsito y el derecho al trabajo, derechos universales. Y pensar que nuestro gobierno en su apertura pensó en the whole enchilada en materia migratoria, o que este mismo año vio con gran simpatía el proyecto "Construyendo una Comunidad de América del Norte", que suponía el libre paso de los nacionales de los tres países por todos sus territorios.
Pero esta nueva muralla no tendrá resultados distintos a sus milenarias antecesoras. Seguirán los migrantes transgrediéndola, por el aire o por bajo de ella. De manera casi mágica, en una ola imparable de hombres, mujeres y niños que podrán más que la valla, sus cazadores de migrantes, sus ejércitos y patrullas, sus radares y helicópteros.
Sin muro aún, sólo las vallas parciales en Tijuana, mueren aproximadamente 500 mexicanos al año tratando de cruzar la frontera, por el desierto o por el río. Muchos más que los americanos muertos en igual plazo en la guerra de Irak. De nuestros muertos, sólo organizaciones sociales y ciertos medios llevan la cuenta; del otro lado, se percibe como una nota de segunda importancia, como no sean las muertes masivas en confinamientos dentro de vehículos de contrabando.
A falta de mayor agudeza de nuestro gobierno, ya varias ONG especializadas en el tema y otros gobiernos han levantado su voz en reprobación del proyecto. Esperemos que algunos, no pocos, demócratas lo hagan y que la poderosa comunidad hispana conciba lo propio. Pero el paso vergonzante ya está dado, ya forma parte de la historia y del presente de las relaciones bilaterales, y será pesada herencia para quienes sucedan en sus torpezas a Fox y sus cancilleres. El Presidente no conoce la instancia llamada protesta diplomática ni la denuncia ante foros internacionales, prefiere las diatribas contra Estados Unidos desde un pueblo de Guanajuato. El canciller, en igual ignorancia de las prácticas diplomáticas, prefiere llamar, en una entrevista radiofónica, "tonta y manca" a la decisión estadunidense. Este es nuestro nivel de funcionarios.
Ante las imposibilidades legales de volver a ser relegido, el Bush más fundamentalista, más inhumano y criminal surge y seguirá surgiendo como cuando siendo gobernador de Texas negó el indulto a la pena de muerte a todos los casos que le fueron presentados. Ya no tiene nada que disfrazar, nada que atemperar o autocontrolar. Es el Bush verdadero y desnudo. Tal vez el presidente más cruel después de aquellos que ordenaron el bombardeo de Japón o los de Vietnam, ahora conocido que fueron motivados por un incidente contra un barco que nunca existió.
Nada vence a la razón, y en este caso la razón es doble: una desigualdad de oportunidades de trabajo y una demanda que los estadunidenses se ocupan de minimizar. Según datos confiables, 500 mil hispanos llegan ilegalmente a Estados Unidos cada año en busca de trabajo. Algunos lo hacen temporalmente, regresando varias veces en su vida útil; otros lo hacen para permanecer sin plazo, generalmente amparados por vínculos familiares o sociales. De esta manera, violando el derecho internacional público por Estados Unidos, con muro o sin muro, los flujos de inmigrantes seguirán, aunque, eso sí, a costos humanos cada vez más onerosos.


Muros
León Bendesky
Fragmento
La Jornada

“Y creyeron que con la caída del Muro del Berlín se abría una época de paz y entendimiento que finalmente se expresaría mediante las ventajas de una globalización dirigida por las fuerzas del mercado. ¿En verdad lo habrán creído?

Sin embargo, los muros proliferan. Algunos son vallas que sirven de separación física más o menos efectiva para prevenir y evitar contactos indeseados con los otros, quienquiera que ellos sean, y que representan peligros reales o figurados. Otros muros son de índole inmaterial, como la lucha entre las visiones fundamentalistas de todo signo, que previenen la comunicación y generan una creciente violencia. Hay otras defensas más difíciles de erigir, pero efectivas, para señalar las diferencias y separaciones, como las que definen la migración africana a la costas españolas.

Podría hacerse un recuento e historia de los muros que se erigen en la sociedad contemporánea. El caso es que esta sociedad está cercada en todas sus latitudes, y no es una paradoja que el sentimiento de seguridad no se fortalezca con esa situación.”


Los muros
Arnoldo Graus
La Jornada

Salvo por un texto de Franz Kafka, hasta donde sé no existen tratados literarios, políticos o filosóficos acerca de los muros. Una razón fundamental es que ni Jorge Luis Borges ni Vicente Fox, a pesar de ser lector de Borgues, se ocuparon del tema. Quizás, pienso, Borges no escribió un manual acerca de los muros porque la crudeza del cemento y de las varillas, así como los motivos inhumanos para edificarlos pesaban demasiado, y eran en exceso reales y dolorosos; la cruda veracidad de las murarralas no dejaba espacio para la ficción del sabio argentino. Kafka, otro de los inmensos visionarios del mundo y de sus caminos, sí abordó el tema. En La muralla china nos dice: "... ¿cómo puede defender una muralla construida en forma discontinua? En efecto, una muralla semejante no sólo no puede proteger, sino que la obra misma está en constante peligro".

Los chinos fueron pioneros en la construcción de murallas. La inmensa mole mide 2 mil 400 kilómetros y fue construida cuatro siglos antes de Cristo con la finalidad de defender a la nación contra los enemigos (los Huns). Ejemplos recientes son el celebérrimo Muro de Berlín, cuyo propósito era impedir que los alemanes comunistas se fugasen del comunismo (pleonasmo intencional) y el de los israelíes para disminuir el paso de terroristas. Fidel Castro no ha tenido que levantar muros para ejercer su ideología; el mar ha sido su aliado. Vladimir Putin tampoco ha requerido invertir dinero para aislar a Georgia: en días recientes las conexiones aéreas, por vía férrea y marítima con Georgia, además de los servicios postales, fueron suspendidos por el Kremlin.

Ninguno de los ejemplos mencionados en el párrafo previo ha cumplido su propósito: fueron muchos los alemanes que perdieron la vida por disentir, muchos israelíes y palestinos siguen y seguirán muriendo a pesar de la "infranqueable" valla, no pocos han sido los cubanos encarcelados o fusilados por tratar de perseguir su libertad e inmenso es el odio de los habitantes de Georgia contra Rusia. En síntesis: las toneladas de cemento no son suficientes para sepultar ideologías ni bastan para silenciar. En ocasiones, y por fortuna, puede más el disenso que el oprobio. Entre muros y entre mares la lógica queda sepultada: alemanes, palestinos, cubanos, israelíes y georgianos comparten el mismo triste destino.

En los próximos días George W. Bush tendrá el honor de colocar la primera piedra del muro entre México y Estados Unidos, cuya finalidad, como es sabido, será disminuir el paso de indocumentados. Con la construcción de este muro Bush y Estados Unidos continúan engrosando su Manual de la ignominia: en el siglo XXI el país de los yankees será recordado, entre otros avatares, por la tortura ejercida por sus hijos en las cárceles, por las guerras civiles de Irak y Afganistán, por la persecución de los desertores de la guerra en Vietnam y por la construcción del muro en la frontera con México, su principal abastecedor de mano buena y barata -como bien dijo don Vicente Fox: "los mexicanos en Estados Unidos realizan labores que ni los negros quieren hacer".

El muro de Bush será un gran muro: medirá mil 200 kilómetros, evitará que mexicanos y centroamericanos mueran ahogados en el río Bravo, asfixiados en los tráileres, deshidratados en los desiertos o cazados por grupos neonazis y neogringos que operan a lo largo de la frontera. Será también motivo de controversia porque expone los dictados de la política estadunidense y exhibe la pobreza de la política mexicana, esta última más preocupada por los posibles daños ecológicos secundarios a la construcción del muro que por su significado moral. Su construcción expone, asimismo, el doble lenguaje y las contradicciones del poder: proporcionalmente el número de soldados de origen latinoamericano que han perdido la vida en "la guerra" de Irak es mucho mayor que el de estadunidenses "puros".

Mientras no se finalicé la muralla entre México y Estados Unidos no sabremos si fue exitosa o no la idea de la camarilla de Bush. No suelo ser víctima del sesgo; entiendo que nuestros vecinos ya no quieran más indocumentados, pero no comprendo por qué siguen usufructuando las manos latinas de acuerdo a sus conveniencias. No suelo tampoco ser víctima de las sandeces de nuestros políticos; bien entiendo que el daño ecológico es un disfraz que esconde la incapacidad de nuestro gobierno para generar empleos y que sume al gabinete de Fox y sucedáneos ante la posible merma de nuestra segunda fuente de ingresos.

Los muros, como bien anota Kafka, y como bien lo saben los muertos de los muros, son construcciones endebles; el espíritu y las necesidades del ser humano suelen doblegar el cemento. El Manual de la ignominia de Bush, en coautoría con Fox, registrará en los años por venir el daño ecológico que tanto preocupa a nuestra ralea política, pero expondrá, nuevamente, la magra moral estadunidense.

MUROS
Eduardo Galeano
Rebelion

El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro...

Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado, siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.

Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.

Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y de aquí a poco será quince veces más largo que el Muro de Berlín.

Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace veinte años perpetúa la ocupación marroquí del Sahara occidental. Este muro, minado de punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide sesenta veces más que el Muro de Berlín.

¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación construyen cada día?

Muro fronterizo pone a la luz retraso desarrollo México
Adriana Barrera
Reuters

La decisión de Estados Unidos de construir un muro en su frontera sur para contener la inmigración ilegal desató una airada condena en México, pero también puso en evidencia la necesidad para el nuevo gobierno de Felipe Calderón de crear empleos y elevar el nivel de vida.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, firmó la semana pasada una ley de seguridad fronteriza para iniciar la construcción de un muro a lo largo de 1,125 kilómetros, de un total de 3,200 kilómetros de frontera entre ambos países.

Las reacciones en México no se hicieron esperar. Calderón, el presidente electo, dijo que el muro elevará las muertes de inmigrantes en la frontera que cruzan cada año a Estados Unidos en busca de un trabajo que no consiguen su país de origen.

Y el gobierno del saliente presidente Vicente Fox y legisladores calificaron la decisión de "inamistosa," "xenófoba" y de "gesto hostil."

Pero, en lo que coincidieron los analistas y funcionarios, es que esta iniciativa puso a la luz la falta de empleo bien remunerado y las diferencias de desarrollo entre México y sus vecinos del norte Estados Unidos y Canadá, sus socios en el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).

"Es un llamado de atención muy importante para México en el sentido de que tiene que reforzar medidas unilaterales, atacar el problema internamente," dijo a Reuters Guadalupe González, investigadora del CIDE, un prestigioso centro de docencia.

"Mientras no haya una convergencia de salarios aunque en México se creen empleos, si la diferencia es de uno a seis o de uno a nueve va a haber un incentivo a la emigración," subrayó.

Calderón, que asumirá el 1 de diciembre, ha marcado como dos de sus ejes de gobierno la creación de empleos y el combate a la pobreza.

La tasa de desempleo subió en agosto a un 4.03 por ciento, su mayor nivel en un año y una cifra elevada si se toma en cuenta que México considera como un trabajador formal hasta a un vendedor callejero; mientras que la pobreza extrema afecta a más de la mitad de la población.

Las remesas que envían los mexicanos, en su mayor parte desde Estados Unidos, subieron un 19.7 por ciento entre enero y agosto frente al mismo lapso del año pasado a 15,510 millones de dólares y se han constituido como la mayor fuente de divisas extranjeras después de la venta de petróleo.

Fox hizo crecer a la economía en los últimos dos años después de un estancamiento de tres años, pero los especialistas dicen que no se expandió al ritmo necesario para generar los empleos que se necesitan.

MAYOR PELIGRO PARA INMIGRANTES

Calderón, del mismo partido de Fox, el derechista PAN, ha dicho que la inmigración ilegal no se frenará por "decreto" y ha hablado de la posibilidad de que Estados Unidos y Canadá inviertan en proyectos de desarrollo en México.

"Para México lo importante no es lograr que los norteamericanos 'no cierren del todo' su frontera, sino enfrentar las causas profundas de esa salida masiva de trabajadores," escribió el historiador Lorenzo Meyer, en el diario Reforma el viernes pasado.

Por la frontera entre México y Estados Unidos cruzan cada año cientos de miles de mexicanos. Muchos son capturados por la patrulla fronteriza, otros son abandonados por traficantes de personas en el desierto y mueren por deshidratación o frío.

El número de inmigrantes ilegales muertos en el lado estadounidense de la frontera se ha casi duplicado desde fines de la década de 1990 debido al aumento de la seguridad fronteriza, que ha forzado a los inmigrantes a tomar rutas más peligrosas, según la Oficina de Contabilidad General (GAO por sus siglas en inglés) del Congreso de Estados Unidos.

Analistas consideran que la edificación del muro continuaría con esta tendencia, además de elevar el número de detenciones, las fricciones entre las autoridades de ambos países, las violaciones a los derechos humanos y que los traficantes de personas, o "polleros," eleven sus tarifas.

"México necesita reconocerse como un país de emigrantes y proceder en consecuencia," dijeron los analistas Rafael Fernández de Castro, Jorge Santibañez y Rodolfo Tuirán en un documento divulgado la semana pasada.


El muro de México
Lisandro Otero
Rebelión

Durante muchos años la propagada estadounidense utilizó el muro de Berlín con un argumento de propaganda contra el socialismo. Se le llamó el Muro de la Vergüenza. Kennedy y Reagan hablaron ante él en abierto desafío. Cuando finalmente fue derribado se organizaron grandes jolgorios dándole una connotación de victoria democrática a la desaparición de aquél valladar. Pues ahora el Congreso norteamericano acaba de aprobar la erección de un muro similar entre México y Estados Unidos y eso no les causa ningún escozor democrático a los venerables legisladores que aprobaron la medida por 260 votos a favor y 159 en contra.

El muro tendrá mil kilómetros de extensión de los aproximadamente tres mil que tiene la frontera entre ambos países. Estará erizado de reflectores y cámaras para impedir el paso de los 900 mil mexicanos que anualmente intentan ingresar en el país del norte, de los cuales quinientos mueren. Costará un millón de dólares por cada metro lineal de construcción. A la vez se reclutarán nuevos miembros para la patrulla fronteriza que aumentará su contingente y perfeccionará sus métodos persecutores.

Por si fuera poco, la nueva ley convierte el ingreso ilegal en un delito y castiga con penas de cárcel, en lugar de deportación, a los transgresores. De la misma manera se castiga a quienes dan empleo remunerado a los infractores. Se considera que de los diez u once millones de mexicanos residentes en Estados Unidos el sesenta por ciento no cuenta con documentación legal.

Al sumiso Vicente Fox no le ha quedado más remedio que elevar una voz de protesta si quiere quedar con un remanente de dignidad ante sus compatriotas. Habrá comprobado como paga el imperio a sus sirvientes. Esta bofetada viene tras los desenfrenados intentos de Fox, en la reunión de Mar del Plata, de convencer a sus colegas de aceptar el ALCA como la suma de todos los beneficios que el generosísimo Bush había decidido otorgar como una dádiva magnánima. Ahora envía a Derbez a Washington a tratar de reparar el desastre, pero es demasiado tarde.

Pero el Muro de México no es el único. Israel está elevando otro muro de setecientos kilómetros de extensión que aislará a trescientos mil palestinos de la ribera occidental del Jordán, o sea el diez por ciento de la población del nuevo estado. Israel se reserva así las tierras más fértiles de aquella región así como las más importantes reservas de agua en una región semidesértica. Una acción anexionista de tan envergadura solamente puede hacerse, según ha dicho Noam Chomsky, gracias al apoyo militar, económico y político de Estados Unidos al criminal de guerra Sharon.

Las leyes antimigratorias dictadas en Estados Unidos, que tanto lesionan a los inmigrantes mexicanos, son similares a otras medidas que se están adoptando en Europa. Francia y España discriminan a los magrebinos, Italia a los albaneses, Alemania a los turcos, Gran Bretaña a los hindúes, etc. El desbordamiento demográfico del Tercer Mundo, los índices de desempleo, la precaria calidad de la vida impele a buscar, en otras tierras, la prosperidad que no logra alcanzarse en la propia.

La población mundial alcanza los seis mil millones de habitantes. El avance de la ciencia, vacunas, antibióticos, higiene, etc. ha logrado extender la expectativa de longevidad. En tiempos del imperio romano un hombre de 35 años era un anciano, hoy es más del doble el alcance de la vida humana.

La migración masiva siempre ha existido. Fue organizada por los europeos en función de la trata de negros. El tráfico de esclavos llevó a América a diez millones de africanos. A partir de 1820 alrededor de quince millones de italianos y españoles se establecieron en América del Sur. Entre 1880 y 1910 diecisiete millones de europeos entraron en Estados Unidos.

Después de la revolución de octubre, en 1917, un millón y medio de rusos abandonaron su país. Al triunfar Mao, en 1949, dos millones de chinos se establecieron en Taiwan. Habría que añadir los ciento cincuenta mil judíos expulsados de España en 1492, o el medio millón de hugonotes que salió de Francia después del Edicto de Nantes, o los aristócratas que huyeron a Alemania (muchos de ellos se establecieron en Coblenza), después de la Revolución francesa, o el medio millón de españoles que entraron en Francia, y en México, después de la caída de la República en 1939, o los dieciocho millones de hindúes y musulmanes que huyeron de India hacia Pakistán, y viceversa, al consumarse en 1947 la división del subcontinente indio.

Los países marginales reclaman su derecho a una vida plena y la equitativa distribución de su riqueza nacional. No puede continuar la brecha abierta entre el potencial del avance científico y su aplicación a las demandas sociales. No es posible extender más tiempo el despilfarro de recursos de la sociedad de consumo.

Critican la aprobación del muro
Rechazo y escepticismo entre grupos opuestos en torno del tema migratorio
Jazmín Ortega
La Opinión

La aprobación por parte del Congreso de construir un muro en la frontera con México fue recibida ayer con rechazo y escepticismo por ambas partes del debate migratorio.
El muro de 700 millas de extensión y que supondrá un gasto de más de 1,200 millones de dólares, fue una de las últimas medidas aprobadas en Washington antes de las elecciones de noviembre, tras el fracaso por lograr una reforma migratoria que incluyera la legalización de millones de inmigrantes indocumentados.
Para las organizaciones que participaron en las marchas y acciones de protesta en la primera mitad de este año, el muro es un ardid político para proyectar mano dura contra la inmigración indocumentada.
"Es una fantasía que un muro vaya a lograr detener la inmigración", dijo Ángela Sanbrano, directora ejecutiva del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN).
"La razón por la que vienen los inmigrantes es para reunirse con sus familias o para trabajar, y estas dos necesidades no se van a resolver con el muro", indicó. "Lo que va a pasar es que las personas busquen lugares más peligrosos para cruzar y vamos a ver un incremento en las muertes".
Más de tres mil personas han muerto desde el inicio de la Operación Guardián en 1996.
El muro constituye además una violación a los derechos humanos, sostuvo Sanbrano, por separar a familias de ambos lados de la frontera México-EU.
"Es un gran desperdicio del dinero de los impuestos, deberíamos de enfocarnos en invertir en programas sociales y también invertir en mejorar la economía de México y de Centroamérica. Es la pobreza en México, la situación que viven, la que obliga a la gente a tratar de venir a buscar una mejor vida en Estados Unidos", dijo la líder de CARECEN.
Moisés Escalante, coordinador de programas de la Coalición Interreligiosa para la Inmigración, dijo que la edificación del muro "nunca ha tratado de reformar la inmigración; desde mi perspectiva eso les da a los políticos, especialmente a los republicanos, la oportunidad de atar ese voto [a favor del muro] con las elecciones".
"La barda no los va a detener, y se van a dar cambios muy fuertes en la relación de Estados Unidos con México", indicó.
La Cancillería mexicana había hecho público su malestar el viernes por la imposición de barreras físicas en la zona fronteriza.
"Dichas medidas lastiman la relación bilateral en su conjunto, son contrarias al espíritu de cooperación que debe prevalecer para garantizar la seguridad en la frontera común, propician un clima de tensión en las comunidades fronterizas y generan divergencias en lugar de convergencias entre ambos países", dijo la Secretaría de Relaciones Exteriores en un comunicado.
"Ese muro será el único que divide a dos países en todo el continente americano, y es parte de una política estéril, ya que no necesariamente mantiene afuera a mexicanos, sino que mantiene a gente en los Estados Unidos ciega a lo que ocurre al sur de la frontera", dijo Escalante.
Quienes se oponen a la inmigración indocumentada en Estados Unidos coincidieron en que el muro será poco efectivo para detener el paso de inmigrantes.
"No creo que [la construcción del muro] vaya a suceder por varios años, creo que nuestro gobierno necesita dejar de ser tan corrupto, pensando sólo en el interés comercial y el de las grandes corporaciones", explicó por su parte Charlene Nightingale, miembro del grupo Save Our State (SOS).
"La inmigración ilegal está causando muchos problemas no sólo aquí, sino en México. Sé que afecta a muchas familias y a la economía, y está causando mucha tensión social, una mentalidad de guerra en este país que nunca he visto", añadio Nightingale.
"Si construyen el muro probablemente habrá más túneles y el muro tardará años en construirse, creo que necesitan hacer más. Creo que es una treta del gobierno para callarnos, realmente no confío en el gobierno, tristemente", dijo Nightingale.
La aprobación de la ley que da luz verde a los fondos para el muro, por un voto de 412 a 6 en la Cámara Baja y de 80 a 19 en el Senado, con 26 demócratas que votaron con los 54 republicanos, tendrá consecuencias políticas en la comunidad latina, advirtió Sanbrano.
"Los republicanos les están enviando un mensaje a los votantes republicanos conservadores, de que ellos son fuertes en cuestión de seguridad nacional", indicó.
"Esto les va a restar votos latinos. Varios demócratas cayeron en la misma trampa en creer que el muro los hace verse mas fuertes", dijo Sanbrano. Y añadió: "Yo creo que la gente no es tonta, sabe que un muro no va a resolver el problema".

El muro en perspectiva
Jorge Camil
Fragmento
La Jornada

“Sobre el muro se pueden adoptar dos posiciones. Una, la nacionalista, tan válida como cualquiera otra, exigiría confrontación: rasgarnos las vestiduras para buscar la manera de vindicar al pueblo de México por una ofensa que rebasa los límites de la vida en una moderna comunidad de naciones.”[…]
[…]Esta vía, la de la confrontación, habría que buscarla no por conducto del gobierno federal, que ha actuado con la tibieza e impericia de siempre en un tema que ofende a los mexicanos, sino por medio de la sociedad civil. Usted y yo, que al fin de cuentas somos la elusiva "sociedad civil", podríamos organizarnos para sustituir la parálisis gubernamental e intentar detener la promulgación de la ley. Pero se requiere organización, liderazgo y solidaridad nacional. Con eso se podría armar un boicot de productos estadunidenses. No más refrescos de cola, hamburguesas, papitas, cereales, películas de Hollywood, donas caramelizadas, pizzas a domicilio o automóviles hechos en Estados Unidos (aun los japoneses armados en Detroit). Eso, y no el excesivo debate de los últimos días, es lo que daría resultado. Somos el principal mercado de productos estadunidenses, así que la medida obligaría a las empresas afectadas a exigir el repudio de la iniciativa de James Sensenbrenner (el legislador patriotero con nombre de sales para las agruras). Recuerde que para ellos time is money, and money makes the world go 'round (el tiempo es oro, y el dinero hace rodar al mundo). Además, cualquier acción reivindicatoria de la sociedad civil no debiera provocar represalias oficiales de Washington, pero con Bush es difícil predecir. ”


ESTADOS UNIDOS-MÉXICO: Siempre ha existido un muro
Lorenzo Meyer
La Opinión

‘Para manejar la contradicción histórica entre México y Estados Unidos, hay que empezar por aceptar su existencia, y luego hacer del control de sus múltiples manifestaciones la empresa común de los dos países y la razón de ser de su política bilateral’.

El muro ha estado ahí, desde el principio, lo único que ha cambiado es su forma.

Mucho se ha dicho ya en torno a la propuesta HR4437, formulada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos para “criminalizar” la inmigración indocumentada (11 millones, de los cuales siete podrían ser mexicanos), perseguir a quien les dé empleo y construir un “muro inteligente” (doble valla con sensores) a lo largo de un tercio de la frontera mexicano-americana. Sea cual fuere el destino final de esta idea del congresista James Sensenbrenner (obviamente, un republicano), nos ha obligado a volver a poner en blanco y negro las diferencias y contradicciones de intereses entre México y su vecino del norte.

Desde que en 1927 el presidente mexicano y el embajador norteamericano llegaron a un acuerdo informal, pero sustantivo —el Acuerdo Calles-Morrow--, el discurso oficial en los dos países sobre su mutua relación ha estado dominado por referencias a valores positivos de “buena vecindad” y ha mantenido en segundo plano lo decisivo: la disparidad de poder y el conflicto histórico de intereses. No debemos seguir confundiendo discurso con realidad, urge un análisis riguroso que examine con realismo la verdadera naturaleza de los nexos entre las sociedades al norte y sur del Río Bravo y diseñe una política para administrar una relación que ninguna puede evitar.

LA CUADRATURA DEL CÍRCULO. Para administrar, que no resolver, el viejo y permanente problema entre el gobierno central de España y las autonomías regionales, el profesor Antón Cuadras propone hacer de la aceptación de un conflicto de fondo entre los intereses de ambas partes, el pegamento que mantenga la unidad política de una España desde siempre plural (El País, 19 de diciembre). Para conducir nuestra política con Estados Unidos conviene seguir esta fórmula y hacer de la aceptación del conflicto ineludible y de su transformación en empresa común, la esencia de la relación México-Estados Unidos.

En realidad, desde que se perdió la guerra con Estados Unidos en 1847 no habido otra manera efectiva de proceder con nuestra problemática vecindad. Los momentos en que el interés mexicano ha sido mejor servido han sido aquellos en los que se actúa a sabiendas de que, si bien la diferencia de intereses en una arena puede ser insalvable, se puede construir otra, paralela, donde México y la gran potencia puedan coincidir. Uno de los mejores ejemplos de esta política se encuentra en el cardenismo (1934-1940). Por un lado, se nacionalizó el petróleo y se expropiaron las propiedades agrícolas extranjeras pero, en el primer caso, se afectó más a británicos que a estadounidenses y se aceptó pagar por lo tomado. Por el otro, se apoyó decididamente a Washington en su conflicto con Alemania y Japón, pese a que la opinión pública mexicana tenía muy pocas simpatías por tal causa.

Cada “gran política” mexicana relacionada con el poderosísimo vecino, debe detectar puntualmente los factores de choque, pero igualmente debe encontrar cómo negociar la contradicción ofreciendo a Washington hacer —o dejar de hacer— algo que le interese. Claro, lo ofrecido debe cumplirse y cargar con los costos.

‘THE WHOLE ENCHILADA’. En vísperas del ataque de septiembre de 2001 a Nueva York y Washington por fundamentalistas islámicos, el presidente Vicente Fox llevó a cabo su primera visita de Estado a la Casa Blanca. Ahí, lleno de confianza, seguro de su legitimidad democrática y sin sopesar bien la naturaleza de su propuesta, declaró: “Debemos y podemos llegar a un acuerdo migratorio antes de que finalice este año, que nos permita que antes de que terminen nuestros mandatos no haya para entonces mexicanos indocumentados en Estados Unidos, y que aquellos mexicanos que ingresen a este gran país lo hagan con papeles”. Esta fue la esencia de una política que el entonces canciller, Jorge Castañeda, bautizó como “The whole enchilada”. Según los ingenuamente confiados líderes mexicanos, en menos de cuatro meses se debería lograr aquello que no se había alcanzado desde que en 1964 se dejó expirar, por falta de interés norteamericano, el Programa Bracero. Se creyó que Washington aceptaría hacer efectivo el supuesto “bono democrático” de Fox, pero no fue el caso.

En aquel 5 de septiembre, los funcionarios norteamericanos no recibieron bien la inesperada propuesta mexicana, aunque no se atrevieron a rechazarla abiertamente. Sin embargo, tras el 11 de septiembre, las prioridades cambiaron abruptamente para Estados Unidos y el resto del mundo. México no encontró entonces ninguna fórmula para hacer que la presidencia, el Congreso y la opinión pública norteamericanas, aceptaran negociar en los términos propuestos por un país que repentinamente había dejado de tener la prioridad que apenas unos días antes George W. Bush le había asignado al considerarlo su “relación externa más importante”.

Es posible que ni siquiera un apoyo tan incondicional como el que Inglaterra, España o El Salvador dieron a la decisión norteamericana de invadir Irak —y que incluía apoyar la posición de Washington en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre las inexistentes armas de exterminio masivo en ese país, a la vez que enviar tropas para sostener la ocupación— le hubiera dado viabilidad a la propuesta de México. Los grandes movimientos en política externa son un juego entre actores con intereses encontrados y siempre hay que pensarlos como tales.

LO OBJETIVO Y LO SUBJETIVO. La movilidad internacional de la mano de obra, y la brutalidad que le acompaña, es un hecho objetivo. En un país como China, esa movilidad es interna: los campesinos pobres se desplazan a las ciudades como una ola de de un par de centenas de millones de trabajadores temporales. Originalmente, Beijing obstaculizó esta migración, pero finalmente se rindió ante lo imposible y hoy le alienta como una clave de su éxito económico. En economías tan dinámicas como las de Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong o Singapur, se ha tenido que aceptar a trabajadores chinos, tailandeses, filipinos o indios. La prosperidad de Singapur —país de cuatro millones— no se entendería sin los 600 mil trabajadores extranjeros mal pagados que recibe.

El capitalismo global, en su brutal competencia, requiere una mano de obra global, especialmente para los trabajos más duros y menos remunerados, aunque también para migrantes de alta calificación como los centenares de ingenieros asiáticos bien pagados en California. Sin embargo, el medio cultural es menos flexible que el mercado. En los países asiáticos prósperos, simplemente no se permite a los proletarios extranjeros integrarse a la sociedad en la que trabajan y las prestaciones que se les ofrecen son mínimas o nulas, al punto que las condiciones en que laboran ya constituyen un “escándalo” mundial (Newsweek, diciembre, 12, 2005).

Pues bien, lo mismo que les sucede a los albañiles de India en Singapur, les sucede a los mexicanos y centroamericanos indocumentados en Estados Unidos. La economía de ese país les necesita y por ello ha creado una subclase de 11 millones de personas. Sin embargo, la sociedad huésped se resiste a reconocer sus diversas contribuciones, en particular la parte que no está directamente involucrada con la explotación de quienes cosechan en California, trabajan como albañiles en Texas o lavan pisos en Manhattan. Este sector quiere deshacerse de esos pobres que no hablan inglés, que tienen otro color de piel, que entraron “sin papeles” y que viven como marginados permanentes.

Estados Unidos sí puede, si quiere, construir un muro impenetrable —Israel lo hizo— pero realmente no podrá mantenerse como centro de la economía global sin reconocer lo que China ya ha reconocido: que una las necesidades de la economía competitiva es la migración masiva de trabajadores pobres para ocupar los empleos menos remunerados en las zonas ricas.

EN SUMA. México tiene y vive hoy contradicciones y coincidencia de intereses con su vecino del norte como las que tradicionalmente ha tenido el proletariado con el capital. Partiendo de reconocer este hecho, la tarea es transformar “el conflicto en pegamento”, para que la vecindad no se vuelva a convertir en rencor o tragedia. El cardenismo nos ofrece la clave: reconocer tanto la diferencia de intereses como la necesidad de administrarlos. Hay que negociar, dar algo a cambio de algo, sostener el acuerdo mientras sea viable… y luego volver a negociar.

El muro cultural, económico y político que divide a México de Estados Unidos esta ahí desde el origen de ambas naciones. Nada permite pensar que va a desaparecer, pero puede cambiar. Hay que aprender a vivir con él hasta hacerle parte de una construcción mayor: la de nuestra propia casa.

La inutilidad de levantar el muro
Antonio Rangel C.
Rebelión


El hombre sólo atina comprender lo que le interesa. Andan desenfrenados los países ricos del primer mundo levantando muros e instalando cercas cortantes y punzantes en la frontera mexicana, en Melilla y Ceuta y en toda legislación de control de inmigración, porque trashumantes indeseados están invadiendo sus territorios en forma galopante por encima de toda previsión. Levantan sus muros inexpugnables impotentes para que sean burlados al día siguiente por la avalancha incontenible, más allá de los muertos, más allá de los sacrificios, más allá del horror. Mientras tanto en foros, comisiones, estudios, tratados, acuerdos, los expertos se devanan desesperados los sesos para intentar comprender qué hay detrás del fenómeno sin encontrar una respuesta a mano. Los países ricos ven con angustia que la cuestión va tomando presión hasta empezar a convertirse en problema de estado. Recientemente masas enfurecidas de inmigrantes marginados incendiaron miles de símbolos del desarrollo en Francia, con repercusiones en otros países europeos y mas recientemente aún, multitudes que superaron toda previsión decidieron marchar por las calles norteamericanas para ratificar que existen y que cuentan y han contado a la hora de los balances económicos. Se siente en el ambiente que el problema crece, que es una bomba de tiempo que va a explotar muy pronto. Aparentemente, no comprenden los expertos qué sucede. Quizás la simpleza de la causa se les escapa de los enjundiosos estudios. No comprenden que esas hordas buscan errabundas lo que les ha sido hurtado en siglos de saqueo inmisericorde. Que están procurando recuperar las vidas arrancadas en vergonzosas esclavitudes, el oro, la plata, los diamantes, el petróleo, el gas, los metales valiosos, las piezas de arte y la cultura, la paz que les fuera arrebatada. Se equivocan quienes piensan que esos invasores buscan trabajo para enviar “remesas” a sus familias miserables. Buscan desesperados lo que les fue usurpado. Se equivocan los países ricos del primer mundo levantando muros y alambradas, entrenando perros para perseguir fugitivos en el desierto, propiciando los terribles naufragios de embarcaciones atestadas de esperanzas para pescarlas luego en las redes de los barcos pesqueros o recogerlas con estupor flotando en las playas de los balnearios. Esos trashumantes atrevidos van a continuar multiplicándose hasta cuando en sus países cese el hambre, el desempleo, la miseria y la ignorancia. Se detendrá la avalancha cuando los países ricos devuelvan con mejoramiento social y económico lo que en justicia le corresponde a los países pobres. Sólo el desarrollo humano, económico y social de los países pobres frenará las avalanchas y el peligro de las explosiones sociales que lo inmigrantes harán detonar, sin duda, en los países ricos.