sábado, noviembre 04, 2006

La derecha en México
PRESENCIA SINDICAL
SUTUdeG STAUdeG

Rafael Santoyo Bernal, secretario de actas y acuerdos. Luis Felipe López Díaz, secretario suplente de actas y acuerdos.

Los últimos gobiernos en nuestro país han tendido hacia la derecha. Así lo
demuestran los acontecimientos de los recientes sexenios, que han impuesto el sistema político neoliberal y el plan globalizador.
El triunfo del Partido Acción Nacional en las elecciones de 2000, pero sobre todo la llegada de Vicente Fox Quezada a la presidencia, impulsad
o por el grupo “Amigos de Fox”, radicaliza e infiltra en el poder a la extrema derecha, que retoma las políticas neoliberales y globalizadoras ya antes emprendidas.
Los organismos de derecha crecen y se desarrollan fundamentalmente al cobijo silencioso de la iglesia católica, que sostiene actitudes conservadoras, en las que destacan dos elementos: su visión moralista y su tendencia a favorecer la economía capitalista de corte neoliberal.
A través de la historia la derecha ha tenido algunos cambios ideológicos, que van de la teología católica a una interpretación metafísica jacobina o a una aplicación de la denominada ciencia positiva impulsada por “Los científicos”, encabezados por Justo Sierra y Gabino Barreda, en el gobierno de Porfirio Díaz. La derecha mexicana ha contado con innumerables ideólogos. A finales del siglo XVII, el conde de la Cortina, Francisco Manuel Sánchez de Tagle. En nuestros días, Anacleto González Flores, Jesús Guisa Acevedo y Luis Pazos. Hoy la derecha mexicana plantea, en forma por demás insistente, introducir en la educación básica una formación religiosa, educación no laica en las escuelas públicas, la abstinencia sexual.
Además, interviene en los medios de información con programas de corte moral, presenta iniciativas de reformas al marco jurídico de las relaciones iglesia-Estado, en los que plantea una mayor participación política del clero católico en la toma de decisiones del gobierno.
Existen organizaciones de derecha de principios del siglo XX que aún hoy conservan las mismas siglas: Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), Unión Nacional de Padres de Familia y los Caballeros de Colón.
Las luchas tradicionales de estos grupos de derecha han buscado la implementación de una moral sexual tradicional, con base en el poder y la
abstinencia como valores absolutos del comportamiento humano. Estos aspectos han derivado en luchas históricas contra los métodos anticonceptivos, la educación sexual, la difusión del condón, la prevención del sida y la despenalización del aborto.
Resulta claro que la iglesia católica es la principal promotora de los grupos de derecha. Aunque la mayoría de los mexicanos profesan el catolicismo, viven una fe teórica, no llevada a la práctica. No en balde Nietszche dijo que el único verdadero cristiano había muerto en la cruz.
El escritor y politólogo Octavio Rodríguez Araujo, sentencia que las agrupaciones de derecha que actualmente conocemos, incluido el Yunque, son hijas de su época, con las preocupaciones propias de su momento y que en los años veinte y treinta vivieron el movimiento cristero, apoyado por los Caballeros de Colón y la Asociación Nacional Católica de Padres de Familia (ANCPF).
A finales de los años treinta los cristeros sobrevivientes formaron la Unión Nacional Sinarquista, instancia de la derecha oficial infiltrada en el Partido Acción Nacional. Entre los años cuarenta y cincuenta aparece el Partido Demócrata Mexicano, conocido como el del Gallito.
En la iglesia nace el Opus Dei, que se fortalece de la Corporación de Estudiantes Mexicanos (CEM), de tendencia jesuítica.
En los años sesenta, con el resurgimiento y aparente fortalecimiento de grupos
guerrilleros y organizaciones comunistas, la derecha mexicana coquetea y logra un noviazgo que no termina en matrimonio, con los gobiernos de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, con la finalidad de luchar juntos contra los grupos guerrilleros y las organizaciones comunistas.
La derecha mexicana, al saborear las mieles del poder político, acrecienta su soberbia, arrogancia e intolerancia, por lo que en este momento se debate en una lucha de intereses económicos, políticos e ideológicos.