El muro en perspectiva
Jorge Camil
Fragmento
La Jornada
“Sobre el muro se pueden adoptar dos posiciones. Una, la nacionalista, tan válida como cualquiera otra, exigiría confrontación: rasgarnos las vestiduras para buscar la manera de vindicar al pueblo de México por una ofensa que rebasa los límites de la vida en una moderna comunidad de naciones.”[…]
[…]Esta vía, la de la confrontación, habría que buscarla no por conducto del gobierno federal, que ha actuado con la tibieza e impericia de siempre en un tema que ofende a los mexicanos, sino por medio de la sociedad civil. Usted y yo, que al fin de cuentas somos la elusiva "sociedad civil", podríamos organizarnos para sustituir la parálisis gubernamental e intentar detener la promulgación de la ley. Pero se requiere organización, liderazgo y solidaridad nacional. Con eso se podría armar un boicot de productos estadunidenses. No más refrescos de cola, hamburguesas, papitas, cereales, películas de Hollywood, donas caramelizadas, pizzas a domicilio o automóviles hechos en Estados Unidos (aun los japoneses armados en Detroit). Eso, y no el excesivo debate de los últimos días, es lo que daría resultado. Somos el principal mercado de productos estadunidenses, así que la medida obligaría a las empresas afectadas a exigir el repudio de la iniciativa de James Sensenbrenner (el legislador patriotero con nombre de sales para las agruras). Recuerde que para ellos time is money, and money makes the world go 'round (el tiempo es oro, y el dinero hace rodar al mundo). Además, cualquier acción reivindicatoria de la sociedad civil no debiera provocar represalias oficiales de Washington, pero con Bush es difícil predecir. ”
Fragmento
La Jornada
“Sobre el muro se pueden adoptar dos posiciones. Una, la nacionalista, tan válida como cualquiera otra, exigiría confrontación: rasgarnos las vestiduras para buscar la manera de vindicar al pueblo de México por una ofensa que rebasa los límites de la vida en una moderna comunidad de naciones.”[…]
[…]Esta vía, la de la confrontación, habría que buscarla no por conducto del gobierno federal, que ha actuado con la tibieza e impericia de siempre en un tema que ofende a los mexicanos, sino por medio de la sociedad civil. Usted y yo, que al fin de cuentas somos la elusiva "sociedad civil", podríamos organizarnos para sustituir la parálisis gubernamental e intentar detener la promulgación de la ley. Pero se requiere organización, liderazgo y solidaridad nacional. Con eso se podría armar un boicot de productos estadunidenses. No más refrescos de cola, hamburguesas, papitas, cereales, películas de Hollywood, donas caramelizadas, pizzas a domicilio o automóviles hechos en Estados Unidos (aun los japoneses armados en Detroit). Eso, y no el excesivo debate de los últimos días, es lo que daría resultado. Somos el principal mercado de productos estadunidenses, así que la medida obligaría a las empresas afectadas a exigir el repudio de la iniciativa de James Sensenbrenner (el legislador patriotero con nombre de sales para las agruras). Recuerde que para ellos time is money, and money makes the world go 'round (el tiempo es oro, y el dinero hace rodar al mundo). Además, cualquier acción reivindicatoria de la sociedad civil no debiera provocar represalias oficiales de Washington, pero con Bush es difícil predecir. ”
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