Desdibuja a las mujeres el movimiento magisterial y de la APPO
Soledad Jarquín
CIMAC
A más de 100 días de que se inició el movimiento magisterial, al que se sumaron organizaciones en la llamada Asamblea Popular del Pueblo (APPO), las mujeres permanecen desdibujadas y hasta negadas a sí mismas, en un afán persecutorio del acostumbrado “liderazgo masculino”.
Por eso, se rechaza asumirse como feministas en las voces que se escuchan en las diferentes estaciones radiofónicas, pues el feminismo es un movimiento no dirigido y escasamente, por no decir nada, jerarquizado.
LOS HECHOS Y LA CONTRACORRIENTE
“La participación de las mujeres en esta lucha ha sido fundamental, aunque esta no es una lucha feminista ni mucho menos...”, sostiene a través de la radio una de las voces que transmiten en la que fuera antes del 21 de agosto una estación comercial.
El movimiento magisterial, mezclado con la participación de otros grupos en la APPO, cumplió 100 días de movilizaciones y acciones esta semana. A esa lucha se sumaron cientos de mujeres y se pasó la nota a la historia al ser ellas las que tomaron las instalaciones del Canal 9, el 1 de agosto, tras varios intentos de los varones.
El espacio radiofónico como el televisivo han sido determinantes. Durante este tiempo los micrófonos de las estaciones comerciales se convirtieron en la caja de resonancia, no de los poderes políticos, sino de las voces de muchas mujeres y hombres que manifestaban inconformidades. Aunque también se cerraban cuando no convenía y se argumentaban “problemas técnicos”.
El 21 de agosto, en la toma de las estaciones comerciales las mujeres estaban otra vez. Alguna de ellas se desdibujaban, se mimetizaban con el resto de los “luchadores sociales” y como los otros no tenían nombre, era suficiente que las llamaran “compañeritas”.
El 21 de agosto a las 10:30, en una de las estaciones de ORO, una voz femenina –que fue identificada por otro locutor como Gladis Carina Hernández- interrumpió la lectura de un mensaje enviado por el profesor Germán Mendoza Nube, quien había sido detenido días antes: “Compañeritas de las cacerolas y personas de confianza del Canal 9, por favor traigan de almorzar porque ya tenemos hambre”.
LA REALIDAD DESDE LAS FEMINISTAS
La catedrática universitaria, Gloria Zafra, sostiene que es difícil esperar una agenda de género, lo que hay es una participación masiva de mujeres “permeada por la visión que han esculpido, el liderazgo masculino de radicalismos”.
Se refiere a la actuación asumida por muchas de las mujeres que participan con el magisterio y la APPO, pero que desconocen el planteamiento feminista y se niegan a incorporarlo en sus tareas cotidianas, de reconocimiento incluso personal.
La investigadora sostiene que la lucha de las maestras está sustentada en ganancias laborales sin cuestionar la democracia ni la participación de ellas como género, como mujeres subordinadas.
Sin embargo, sostiene que después de este proceso algo tiene que cambiar en esta correlación entre las maestras y los maestros.
La investigadora del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO, cuestiona que para muchas y muchos es importante la lucha laboral por los beneficios que les trae, como “acercarse a la ciudad o laborar en la ciudad”, lo que habla de falta de compromiso, “están muy permeados por una ideología capitalista como para decirse democráticos” y por esa línea pasa el cuestionamiento feminista.
En ese sentido explica que las señoras que están en los programas (de radio) se suman a las groserías de los otros. El objetivo “es decirle a sus compañeros que son iguales, que pertenecen a la misma clase, en lugar de decir reconocemos esto... pero hay que elevar esto otro”.
La candidata a doctora en Sociología sostiene que en esta participación ciudadana de las mujeres es previsible “un hartazgo”, en el sentido de salir de la cotidianeidad, y la otra es esta semilla de decir aquí estamos.
Lo cierto, puntualiza, es que en esta lucha la agenda feminista que tenemos pendiente está de nueva cuenta supeditada a una nueva Babel.
RECHAZO Y NEGACIÓN
Pilar Monterrubio agradece sonriente la entrevista y sostiene que lo que se ve y escucha sobre la posición de las mujeres en el movimiento magisterial-APPO es parte de las etapas de la conciencia de género, “este es un primer estadio, pionero, defendiendo e imitando a los hombres”, dice refiriéndose a la defensa que las mujeres hacían hace 20 días en Radio Cacerolas de Germán Mendoza Nube.
Monterrubio quien en algún momento se sumó como locutora aficionada para plantear la agenda feminista en la radio, sostiene que su pretensión de vincular la agenda de las mujeres con el movimiento magisterial-APPO, no dio resultado. Incluso “sentí negación, rechazo y una crítica muy dura de la cual me sentí profundamente indignada y no regresé, aunque me inviten”.
Integrante del Foro Democrático Oaxaqueño, Pilar sostiene que lo sucedido no es un asunto personal, “es de conciencia de género”. Ya azotamos las cacerolas, ya nos manifestamos en la calle, pero entonces estamos en un estadio muy primario de conciencia de género y eso me desconcierta profundamente.
Una cosa la lleva a otra y cuestiona entonces el nivel de trabajo que las organizaciones no gubernamentales han realizado, “lo digo también como integrante del movimiento de organizaciones civiles de corte feminista” y se responde: parece que la lucha feminista es sólo en pequeños grados, pequeñas elites y eso es muy desconcertante, porque entonces no hemos entrado al grueso de la población.
RADIO CACEROLAS
Pilar Monterrubio sostiene que el nombre de Radio Cacerolas tiene una connotación fuerte ante el grueso de la población y explica por qué no le gustó el nombre: fue como trasladar el rol femenino de la cocina al radio ¿no?
Me hubiera gustado más radio Clítoris –sostiene seria-. “Es tocar el cuerpo, ver la corporalidad”.
Por ello, apunta en este análisis a la posición de las mujeres en el movimiento magisterial y de la APPO que “si no tenemos conciencia de ese tipo de cosas, no tenemos conciencia de nada más, hay que reconocer que el movimiento dentro de la asamblea popular es un movimiento incipiente dentro de la concepción de las luchas de género”.
CIMAC
A más de 100 días de que se inició el movimiento magisterial, al que se sumaron organizaciones en la llamada Asamblea Popular del Pueblo (APPO), las mujeres permanecen desdibujadas y hasta negadas a sí mismas, en un afán persecutorio del acostumbrado “liderazgo masculino”.
Por eso, se rechaza asumirse como feministas en las voces que se escuchan en las diferentes estaciones radiofónicas, pues el feminismo es un movimiento no dirigido y escasamente, por no decir nada, jerarquizado.
LOS HECHOS Y LA CONTRACORRIENTE
“La participación de las mujeres en esta lucha ha sido fundamental, aunque esta no es una lucha feminista ni mucho menos...”, sostiene a través de la radio una de las voces que transmiten en la que fuera antes del 21 de agosto una estación comercial.
El movimiento magisterial, mezclado con la participación de otros grupos en la APPO, cumplió 100 días de movilizaciones y acciones esta semana. A esa lucha se sumaron cientos de mujeres y se pasó la nota a la historia al ser ellas las que tomaron las instalaciones del Canal 9, el 1 de agosto, tras varios intentos de los varones.
El espacio radiofónico como el televisivo han sido determinantes. Durante este tiempo los micrófonos de las estaciones comerciales se convirtieron en la caja de resonancia, no de los poderes políticos, sino de las voces de muchas mujeres y hombres que manifestaban inconformidades. Aunque también se cerraban cuando no convenía y se argumentaban “problemas técnicos”.
El 21 de agosto, en la toma de las estaciones comerciales las mujeres estaban otra vez. Alguna de ellas se desdibujaban, se mimetizaban con el resto de los “luchadores sociales” y como los otros no tenían nombre, era suficiente que las llamaran “compañeritas”.
El 21 de agosto a las 10:30, en una de las estaciones de ORO, una voz femenina –que fue identificada por otro locutor como Gladis Carina Hernández- interrumpió la lectura de un mensaje enviado por el profesor Germán Mendoza Nube, quien había sido detenido días antes: “Compañeritas de las cacerolas y personas de confianza del Canal 9, por favor traigan de almorzar porque ya tenemos hambre”.
LA REALIDAD DESDE LAS FEMINISTAS
La catedrática universitaria, Gloria Zafra, sostiene que es difícil esperar una agenda de género, lo que hay es una participación masiva de mujeres “permeada por la visión que han esculpido, el liderazgo masculino de radicalismos”.
Se refiere a la actuación asumida por muchas de las mujeres que participan con el magisterio y la APPO, pero que desconocen el planteamiento feminista y se niegan a incorporarlo en sus tareas cotidianas, de reconocimiento incluso personal.
La investigadora sostiene que la lucha de las maestras está sustentada en ganancias laborales sin cuestionar la democracia ni la participación de ellas como género, como mujeres subordinadas.
Sin embargo, sostiene que después de este proceso algo tiene que cambiar en esta correlación entre las maestras y los maestros.
La investigadora del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO, cuestiona que para muchas y muchos es importante la lucha laboral por los beneficios que les trae, como “acercarse a la ciudad o laborar en la ciudad”, lo que habla de falta de compromiso, “están muy permeados por una ideología capitalista como para decirse democráticos” y por esa línea pasa el cuestionamiento feminista.
En ese sentido explica que las señoras que están en los programas (de radio) se suman a las groserías de los otros. El objetivo “es decirle a sus compañeros que son iguales, que pertenecen a la misma clase, en lugar de decir reconocemos esto... pero hay que elevar esto otro”.
La candidata a doctora en Sociología sostiene que en esta participación ciudadana de las mujeres es previsible “un hartazgo”, en el sentido de salir de la cotidianeidad, y la otra es esta semilla de decir aquí estamos.
Lo cierto, puntualiza, es que en esta lucha la agenda feminista que tenemos pendiente está de nueva cuenta supeditada a una nueva Babel.
RECHAZO Y NEGACIÓN
Pilar Monterrubio agradece sonriente la entrevista y sostiene que lo que se ve y escucha sobre la posición de las mujeres en el movimiento magisterial-APPO es parte de las etapas de la conciencia de género, “este es un primer estadio, pionero, defendiendo e imitando a los hombres”, dice refiriéndose a la defensa que las mujeres hacían hace 20 días en Radio Cacerolas de Germán Mendoza Nube.
Monterrubio quien en algún momento se sumó como locutora aficionada para plantear la agenda feminista en la radio, sostiene que su pretensión de vincular la agenda de las mujeres con el movimiento magisterial-APPO, no dio resultado. Incluso “sentí negación, rechazo y una crítica muy dura de la cual me sentí profundamente indignada y no regresé, aunque me inviten”.
Integrante del Foro Democrático Oaxaqueño, Pilar sostiene que lo sucedido no es un asunto personal, “es de conciencia de género”. Ya azotamos las cacerolas, ya nos manifestamos en la calle, pero entonces estamos en un estadio muy primario de conciencia de género y eso me desconcierta profundamente.
Una cosa la lleva a otra y cuestiona entonces el nivel de trabajo que las organizaciones no gubernamentales han realizado, “lo digo también como integrante del movimiento de organizaciones civiles de corte feminista” y se responde: parece que la lucha feminista es sólo en pequeños grados, pequeñas elites y eso es muy desconcertante, porque entonces no hemos entrado al grueso de la población.
RADIO CACEROLAS
Pilar Monterrubio sostiene que el nombre de Radio Cacerolas tiene una connotación fuerte ante el grueso de la población y explica por qué no le gustó el nombre: fue como trasladar el rol femenino de la cocina al radio ¿no?
Me hubiera gustado más radio Clítoris –sostiene seria-. “Es tocar el cuerpo, ver la corporalidad”.
Por ello, apunta en este análisis a la posición de las mujeres en el movimiento magisterial y de la APPO que “si no tenemos conciencia de ese tipo de cosas, no tenemos conciencia de nada más, hay que reconocer que el movimiento dentro de la asamblea popular es un movimiento incipiente dentro de la concepción de las luchas de género”.
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